lunes, 19 de diciembre de 2016

Los mejores mecanismos de defensa Vol.2

Hoy toca la segunda entrada de animales que se pasan de originales al defenderse. Me he centrado sobretodo en los mejores actores del reino animal que podrían darle un par de clases a Penélope Cruz. Si algo me gusta del reino animal es que millones de años de evolución han servido para crear todo lo imaginable aunque en algunos casos sea casi contraproducente. Quiero decir, ¿de que te sirve librarte de un depredador si para ello te vas a tirar dos días en coma y te va a prender fuego un paleto de Texas ebrio de licor casero que acaba de votar a Trump? En fin, no quiero explayarme con estereotipos ni hacer spoilers así que sin más dilación os dejo con la entrada y un link a los mecanismos de defensa vol.1 por si no habéis leído sobre la araña que inventó la rueda. http://faunancial.blogspot.com.es/2016/11/los-mejores-mecanismos-de-defensa-vol1.html

¿Para que vas a matarme si ya estoy muerto?


Tras haber leído mucho sobre animales he llegado a la conclusión de que los depredadores tienen algún tipo de sadismo que les hace disfrutar matando. La mayoría nunca comen presas ya muertas (a menos que se las esté comiendo otro depredador, también disfrutan robando). Esto tiene cierta lógica ya que si lo ha matado una enfermedad o un veneno no compensa mucho enfermar a cambio de un bocadito. Y por supuesto donde hay crédulos hay listos. Aquí aparece la zarigüeya.

La zarigüeya es una especie de rata marsupial que vive en el continente americano. Su principal mecanismo de defensa es salir echando hostias de los problemas y subirse a los árboles donde son realmente ágiles pero a veces un chacal te pilla en campo abierto y tus minúsculas patitas no te dan para alejarte ni medio metro. ¿Que hace entonces la zarigüeya? morir.


No muere realmente ya de ser así no le estaría dedicando una entrada, en todo caso un epitafio. La zarigüeya finge morir y lo hace realmente bien. Cuando están acorraladas y no hay más escapatoria su cuerpo entra en una especie de coma. Sus ojos se ponen vidriosos, se quedan rígidas, sacan la lengua, su pulso y respiración bajan hasta hacerse imperceptible e incluso sueltan un tufo a muerto que espantaría a una hiena famélica. Esto consigue que el depredador, que tampoco tiene muchas luces, se plantee si vale la pena comerse algo que acaba de palmar Dios sabe qué.

El problema es que si el depredador tiene pocas luces el ser humano tiene aun menos. En muchos lugares las zarigüeyas tienen mala prensa ya que dicen que transmite la rabia (mentira, su temperatura corporal es demasiado baja para el virus), que se comen a las gallinas (ponles una cerca, imbécil) y porque son bastante feas (esto es indiscutible) y los seres humanos las espantan para que se hagan las muertas y una vez en ese estado del que tardan mucho en salir les prenden fuego o las matan de la forma más salvaje posible.

Cíclope existe

En una entrada anterior ya demostré que Lobezno existe y es una rana. Hoy, en mi afán de hacer realidad los x-men os presento a Cíclope: Es un lagarto.
El lagarto cornudo es una denominación que en realidad engloba muchas especies de lagarto que tienen en común unos enormes cuernos en la cabeza que le dan un aspecto realmente diabólico que por si solo suele bastar para espantar a los depredadores. A la gente no le suele morder espinas.

Pero lo realmente interesante es lo que hacen si su aspecto de dragón no basta. A la evolución no se le ha ocurrido otro mecanismo de defensa que desangrar al animal. El lagarto cornudo se pone en pose defensiva, planta cara a su agresor y le tira un chorro de sangre directamente a la cara a través de los ojos. ESCUPEN SANGRE POR LOS PUTOS OJOS. Maravilloso.

El lagarto llega a perder un tercio de su volumen de sangre lanzándolo a la cara de otro animal que asiste perplejo al mecanismo de defensa más autodestructivo que ha visto. Además la sangre tiene un sabor bastante desagradable ya que si fuera sabrosa más que un mecanismo de defensa sería un aperitivo, una primera cata del festín que está por llegar.


Se tu mismo... a menos que puedas ser una serpiente


Aquí está imitando a una estrella de mar.
En la anterior entrada sobre mecanismos de defensa os mostré dos animales que imitaban a otros animales para que sus depredadores les dejasen en paz pero esos pringados solo imitaban a una especie. Hoy os traigo al pulpo mimo, el mejor actor del reino animal, que llega a imitar a más de 15 especies de su entorno según convenga a la situación o estado de ánimo.

¿Que a nadie le gusta meterse con la serpiente marina? Pues finges ser una y a nadie le gustará meterse contigo. Si tienes que cazar algo que caza lenguados finge ser un lenguado. También puede hacerse pasar por una estrella de mar si los abusones no aprecian la carne de equinodermo o por un tiburón si está buscando el Óscar a la actuación mas descarada. ¿Apreciáis la bella ironía de hacerte pasar por el animal que quiere hincarte el diente?

¿Lenguado o pulpo?
El pulpo a pesar de tener la capacidad de cambiar de color decide no hacerlo. Mantiene su color marron con rayas blancas y simplemente imita el comportamiento y movimientos del animal que quiera imitar en ese momento. Cabe destacar que lo hace tan bien que incluso al imitar a los animales del fondo se convierte en el único pulpo que caza de forma subterránea.

Por si esto fuera poco hay un pez que para rizar el rizo imita al pulpo imitando a otros animales. O mas bien imita a un segmento del pulpo ya que mide menos de 10 centímetros y el pulpo mas de medio metro. El pez tiene el mismo color que el pulpo y para protegerse de los depredadores nada cerca de el moviéndose de la misma manera que el pulpo así que resulta prácticamente imperceptible como una cebra en el escudo de la juve.

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